FAETÓN Y EL CARRO DE HELIOS
Un día Faetón, el hijo del dios Sol, Helios, se presentó ante su padre y le pidió que le dejara conducir su carro de fuego para demostrar a todos que era su verdadero hijo. Helios, que por las mañanas salía con su carro y recorría la tierra durante todo el día hasta que al anochecer regresaba a su palacio para que descansaran sus caballos, no tuvo más remedio que prestárselo a Faetón ante las insistencias de su hijo. Pero le advirtió que tuviera mucho cuidado, pues si no conducía con mano firme a sus caballos, se produciría una catástrofe. Feliz, Faetón salió al amanecer con el carro de fuego de su padre pero pronto los caballos se dieron cuenta de que la mano que los guiaba no era la de siempre. Faetón quiso acercarse al cielo para ver lo que allí había y los caballos, extrañados por su nueva trayectoria, empezaron a desbocarse. Cuando se acercaban a la tierra, el fuego quemaba todo y cuando se alejaban, los campos y las personas se helaban. Zeus, viendo que la tierra estaba siendo de